Texto: Éxodo 13-14a Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY.
Pensamiento del Día: ¿Podrías adorar a un Dios que no te debe explicaciones? ¿Podría ser tu arrogancia lo que te hace pensar que Dios te debe una explicación? -- Pastor Francis Chan
Como seres humanos, estamos acostumbrados a querer tener respuestas a todo-- a saber el porqué de todo. La pregunta difícil es: ¿qué pasa cuando, al enfrentar una situación difícil, no recibes de Dios la respuesta que esperabas?
Al escoger Dios a Moisés como el hombre que liberaría a Israel, me imagino que Moisés ha de haber tenido muchas preguntas. ¿Como podría acercarse a faraón? ¿Cómo podría el dar la cara a los Israelitas después de tantos años? ¿Como podría liderar a tanta gente? ¿Porque el? Aunque Moisés estuvo frente al gran Dios y frente a su misma presencia, Moisés tuvo temor de lo porvenir.
Quizás nos encontremos en un punto en nuestras vidas espirituales donde nos sentimos cercas de Dios, pero físicamente, espiritualmente, o emocionalmente nos encontramos más débiles que nunca. Muchas veces nuestras debilidades y preocupaciones nos consumen. En ese momento, también quizás le hacemos a Dios preguntas como Moisés:
¿Porque es que al servirte…? ¿Porque me siento solo...? ¿Porque aun al tratar de honrarte...? ¿Porque quitas...? Por que me mantienes aquí...? Qué es lo que quieres de mi...?
A veces esperamos que Dios venga con palabras directas. Nuestras expectativas son que Dios nos responda con señales y milagros obvios que nos dirijan a una respuesta exacta. Queremos respuestas. Queremos explicaciones. Nos convertimos como niños quejándonos de todo.
Cuando por segunda vez, en cierto sentido, Moisés se queja con Dios de que no podría enfrentar a los Israelitas porque él no era nadie para ellos, cuando el, casi desafiándolo
le pregunta, “Y quien digo que me ha enviado,” Me imagino que Moisés esperaba cualquier respuesta que lo respaldara y le daría confianza a un pueblo sufriente. Pero Dios le respondió: “Yo soy, el que soy.”
Aunque la palabra no describe a Moisés como atónito, te imaginas como se ha de haber quedado? Pudo haber pensado el que soy, eso es todo? Me imagino que Moisés trato de entender cómo le iba a explicar esta respuesta a los Israelitas. Dios no dijo: SOY EL DIOS DE FUEGO, EL SALVADOR, EL VENGADOR, LA JUSTICIA. Fue… Yo soy. Pero esto, más de lo que Dios pudo haber dicho, llevaba un gran peso.
Para Moisés, como para los Israelitas, y al igual que nosotros, esto significaba: Yo soy. Yo he sido. Yo seré. Yo estoy siendo, y seguiré siendo. Significaba que Él era todo en todo por todo a pesar de todo. Él era. Él es. Él será. La respuesta que recibió Moisés quizás no fue la que él esperaba, pero era la que necesitaría. Dios era el que lo respaldaría. Dios era el que lo llenaría de gracia. Dios obraría en su pueblo. Dios estaba obrando y Dios obrará. Era así de simple.
En medio de lo desconocido, aunque pensemos que estamos cerca de Dios, nuestros temores nos pueden llenar de dudas. Esas dudas pueden convertirse en preguntas que empiezan a convertirse en quejas contra Dios. Por eso Eclesiastés 5:2 nos recuerda No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.
Dios nos recuerda que Él lo ve todo, y Él lo es todo. Aunque no entendamos cómo es que Dios pueda obrar en medio de nuestras circunstancias, Él nos recuerda Yo soy el que soy-- el que te sostiene, el que suple, el que levanta, el que te afianza. En vez de venir a Dios con preguntas, recordemos lo grande que es Él-- que aunque no nos debe explicaciones, en su misericordia y amor nos recuerda que Él tiene todo bajo control.
1 Tesalonicenses 5:18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
Oremos: Que Dios llene a nuestros hermanos de paz y gratitud en medio de cualquier circunstancia difícil.
Mi Oración: Señor, gracias porque aunque mi corazón se llene de temor, Tú nos aseguras que sigues siendo el Dios de poder. Gracias porque tu eres mi suficiencia, my provisión, mi auxilio, y mi paz.
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