Texto: (Romanos 12: 1) Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual,[a] ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.
Pensamiento Del Día: El diccionario Merriam Webster define el sacrificio como la entrega o destrucción de algo por el bien de otra cosa. ¿Qué partes de nuestra vida le estamos evitando entregar a Dios incluso cuando decimos que lo amamos y confiamos en él toda nuestra vida?
Pensamiento Del Día: El diccionario Merriam Webster define el sacrificio como la entrega o destrucción de algo por el bien de otra cosa. ¿Qué partes de nuestra vida le estamos evitando entregar a Dios incluso cuando decimos que lo amamos y confiamos en él toda nuestra vida?
En los tiempos bíblicos, cuando la gente se presentaba ante Dios en adoración, traían un sacrificio. Siempre que Dios estaba a punto de hacer algo grande para su pueblo, también requería un sacrificio. Ambas ofrendas en el altar nunca fueron presentadas ante Dios en pedazos. Nadie tomó un cordero y presentó solo una pierna, un torso o la pieza que no se serviría en la cena. Cuando alguien llegaba al altar con un sacrificio, era toda la ofrenda que se le daba a Dios. Todo el ser debía ser entregado.
El problema con nosotros como creyentes es que, a menudo queremos que Dios haga grandes cosas en nuestra vida, queremos que Dios nos muestre quién es y hasta proclamamos haberle dado todo lo que somos. Sin embargo, en lugar de confiarle a Dios todo lo que somos, simplemente le estamos dando solo una parte de nosotros mismos. Decimos, "puedes tener mi carrera, pero no puedes tener mis relaciones". Decimos: "Puedes tener mi tiempo, pero solo cuando sea conveniente". Sugerimos, "puedes tener mis manos y pies, pero no puedes tener mi corazón". Es el equivalente a que un prometido le diga a su futura esposa, te amo en verdad pero la verdad es que no nos podremos ver de lunes a viernes, y solo después de las 7 p.m., y solo por dos horas, y no puedes hacerme preguntas, y asegúrate de hacer siempre lo que te pido, pero por supuesto, te amo. Ninguno de los dos ejemplos tiene sentido si la relación debe crecer y florecer.
La diferencia entre alguien que simplemente conoce acerca de Cristo y alguien que es verdaderamente Su discípulo es una entrega de todo lo que uno es. Esa es la diferencia entre alguien que simplemente dice que ama a Dios y alguien que se compromete a seguirlo con sinceridad de corazón, cuerpo, mente y espíritu. Para desarrollar una relación profunda con Cristo donde nuestro amor es sincero y nuestra confianza absoluta en él, debemos dar todo lo que somos. Es por eso que Pablo nos urge en su carta a los Romanos a presentar nuestros cuerpos en su totalidad como un sacrificio. Si anhelamos ver a Cristo moviéndose activamente en nuestras vidas, si queremos que se cumpla Su voluntad en nosotros, entonces debemos, como sugiere la palabra sacrificio, entregar nuestras vidas para que, a cambio, Él pueda permanecer en nosotros (Gálatas 2: 20).
El verdadero amor y la verdadera adoración a Dios no se demuestra al decir que le hemos entregado nuestras vidas solo para que nuestras acciones manifiesten que solo hemos ofrecido las sobras, solo lo que es cómodo o solo lo que es conveniente. La verdadera adoración, el discipulado y una experiencia real y completa de Su amor solo provienen de una entrega total a a Dios. Es la decisión de darle todo lo que somos --talentos, tiempo y tesoros-- en el amor, la confianza y la fe en Él quien nos amó y salvó primero.
Oremos: Para que Dios use estas próximas semanas para recordarnos la profundidad de su amor por nosotros al recordar el sacrificio de Cristo.
Mi Oración: Padre, gracias por cómo diste todo lo que tenías y amabas como sacrificio por nosotros. Sé que quieres moverte en mi vida en gran manera, así que ayúdame a entregarte todo lo que soy. Ayúdame a darte mi corazón, mi mente y todo lo que atesoro en cambio de tu voluntad y tu amor. En el nombre de Jesús, Amén.
Comentarios
Publicar un comentario